quarta-feira, 31 de maio de 2017

Soy Myriam de Nazaret, la madre de Jesús y de toda la humanidad.

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PRESENTACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN A los puros de corazón 
Soy Myriam de Nazaret, la madre de Jesús y de toda la humanidad. Me manifesté al mundo para dar al mundo la esperanza, para ayudarlo en la fe, ¡para dar la fe! Y otra vez me manifiesto, con estas palabras, que dicto al alma de una criatura. Os relato mi vida pequeña y grande: episodios, recuerdos, sentimientos. Mi vida por la vida de Jesús, mi vida intensa en sentimientos, con momentos de felicidad, pero siempre a la sombra de la Cruz. Bajo la Cruz estaba toda la humanidad y Jesús os miraba a todos vosotros... Y fui elegida para ser Su Madre y vuestra Madre. Ahora os voy a narrar cosas pequeñas, cosas triviales, ¡cosas simples y profundas! ¡Mi vida! La vida terrenal: ¡días meses, años! Y el dolor que forma parte de cada vida, el regalo incomprensible y misterioso que Dios hace a los hombres. En el Reino comprenderéis también el dolor. 

En el Reino seréis felices con nosotros. Ahora escuchadme, os hablo con amor, para que podáis conocer mejor mi vida, la vida terrenal de Jesús: "Immi, ¡esta casa volará!" La casa de Nazaret, la casa de Loreto. Si Dios creó el Universo también puede hacer volar su pequeña casa. ¡Dios de Dios! Jesús vivió en aquella casa de Nazaret. "Immi, ven a ver,: ¡florecieron las rosas!" Os haré entrar en la pequeña casa cuando leáis estas páginas. Estaréis con nosotros junto al fuego, hablando con nosotros en las noches tranquilas, mirando al cielo, sentados en el pequeño jardín, saboreando pan de miel... "Entrad, sois bienvenidos, sentaos con nosotros. ¡Esta casa también es vuestra!" Entraréis en nuestra casa, ¡entraremos en vuestros corazones! Regresaré con vosotros en el tiempo, vosotros vendréis a nuestro tiempo, cercano y lejano, de Jesús. Y vendréis con nosotros al mercado y recogeréis aceitunas con Jesús. ¡Pasad, sois bienvenidos! Y creeréis en estas palabras, os lo digo Yo: Myriam, la Madre de Jesús y de la humanidad.

 23 de octubre de 1982.    
- A una mamá. Hija, de quien conozco el dolor parecido al Mío, me envía Jesús, Mi Hijo, me envía con Miguel, Arcángel de los Arcángeles, me manda aquel muchacho que en las "Tres fuentes" venía a menudo a traerme un cirio y sus oraciones1 . Yo sabía lo que había en su mente y en su corazón, por eso Yo también he rezado, para que fuese puesto a salvo en la Gloria cuanto antes. Sólo ahora te puedo hablar de esto, sólo ahora comienzas a comprender. Antes te hubieras rebelado ¡y humana hubiera sido tu rebelión! He venido a ti, Yo, la Mamá de todas las mamás y de todos los hijos. ¡Quién puede comprenderte más que Yo! Todos nosotros, desde lo alto, cuidamos de vosotros, rezamos por vosotros y os hacemos sugerencias, a menudo inútiles, a veces escuchadas. Vivimos con vosotros, junto a vosotros y listos para ayudaros, y lo que hacemos es siempre para vuestro bien. Yo, Mamá de cada uno de vosotros, amo a todos. Siento dolor por la tierra que tiembla. No soy escuchada, sino por pocos, y lucho Yo también contra el mal con plegarias y súplicas. Conozco la aflicción de la tierra, conozco a los espíritus que se perderán. ¡No hay casi ya tiempo! Vosotros podéis hacer algo aún, pero la gente es mucha y el mundo es grande. ¿Cómo salvarlo del mal? ¡Con acción y oración! LEER...