sábado, 21 de março de 2015

La estatuilla -disgustada- del Sagrado Corazón de Jesús, Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa

estatua

La estatuilla -disgustada- del Sagrado Corazón de Jesús

Al cabo de un instante el sacerdote cayó en la cuenta de que la estatuilla le estaba mostrando su disgusto por el hecho de haber empezado la Misa sin la debida preparación. Pensó, entonces, suspenderla y oficiarla más tarde, después de una buena preparación. Pero el remedio sería peor que la enfermedad. La Misa ya había empezado y no podía suspenderla. Así pues continuó no sin cierta tristeza.
Fue durante la consagración cuando sintió que el Señor le decía:
No hijo mío, no estoy molesto porque no te hayas preparado debidamente para la Santa Misa. Bien sé de tu fervor al oficiar mi Santo Sacrificio. Te muestro mi desaprobación por tu comportamiento de ayer. Hablaste muy bien de mi Sagrado Corazón en la homilía, y una gran parte de los fieles te felicitaron al terminar la Santa Misa. Pero mostraste dureza de corazón cuando uno de aquellos fieles necesitaba de tu ayuda, y tú sabiéndolo no quisiste hablar con él, evitándolo, para no entretenerte ya que querías irte rápidamente a casa simplemente a descansar. Todos te felicitaron por lo bien que hablaste y tú mismo tuviste la conciencia bien tranquila y feliz del éxito de la vigilia.
Pero ya ves, ni el aplauso del mundo ni la tranquilidad de tu conciencia son avales suficientes para presentarte ante Mí. ¿Te acuerdas de lo que dice la Sagrada Escritura? “Tuve hambre y no me diste de comer”. Y el alma preguntará, ¿cuándo te vi y no te di de comer? Mi juicio será inapelable y justísimo, porque juzgo según la verdad del corazón, y esa verdad sólo la conozco yo.
Pero también digo en la Sagrada Escritura: “Mi Misericordia es mayor que mi Justicia”. Por esta razón te amonesto, te corrijo, te enseño para que aprendas. Mi Misericordia persigue al pecador, y así según sea su pecado así le advierto. A veces con enfermedades, con desgracias personales o laborales, según sea la dureza del corazón. No quiero que ningún alma se pierda.
Anda no te preocupes más y aprende la lección.
Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío, repitió en su interior con verdadera devoción el joven sacerdote.
Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa