quinta-feira, 3 de janeiro de 2013

BENEDICTO XVI: Para Dios no hay nada imposible! Con Él nuestra existencia camina siempre en terreno seguro y está abierta a un futuro de esperanza firme.

BENEDICTO XVI: "¿DE DÓNDE VIENE JESÚS?"
Ciudad del Vaticano, 2 de enero 2012 (VIS).- Durante la catequesis de la primera audiencia general del año 2013, celebrada en el Aula de Paulo VI con asistencia de 7.000 personas, el Santo Padre trató el tema de la Navidad, "una novedad tan radical capaz de cambiar el curso de la historia", y del origen de Jesús.

La Natividad del Señor, comentó el Santo Padre, "ilumina una vez más con su luz las tinieblas que a menudo rodean nuestro mundo y nuestros corazones, trayendo esperanza y alegría. ¿De dónde viene la luz? De la cueva de Belén, donde los pastores encontraron a "María y a José, y al Niño acostado en un pesebre". Frente a esta Sagrada Familia surge otra y más profunda pregunta: ¿cómo puede ese Niño pequeño y débil traer una novedad tan radical en el mundo que es capaz de cambiar el curso de la historia? ¿No hay algo misterioso en su origen, que va más allá de aquella cueva? "

"En los cuatro Evangelios está claro que la respuesta a la pregunta "de dónde" viene Jesús: su verdadero origen es el Padre, Él viene enteramente de Él, pero de una manera diferente a la de cualquier profeta o enviado de Dios que le precedió. Este origen en el misterio de Dios, "que nadie conoce", ya está contenido en los relatos de la infancia de los Evangelios de Mateo y Lucas, que estamos leyendo en este tiempo de Navidad. El ángel Gabriel anuncia: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios".

"Repetimos estas palabras cada vez que rezamos el Credo, la profesión de fe: "et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine", "y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen". En esta frase nos arrodillamos porque el velo que ocultaba Dios es, por así decirlo, abierto y su misterio insondable e inaccesible nos conmueve: Dios se hace el Emmanuel, "Dios con nosotros". "Cuando escuchamos las Misas compuestas por los grandes maestros de la música sacra, pienso por ejemplo, en la Misa de la Coronación de Mozart, de inmediato notamos cómo se detienen especialmente en esta frase, casi queriendo tratar de expresar con el lenguaje universal de la música lo que las palabras no pueden manifestar: el gran misterio de Dios que se encarna, se hace hombre".

"Esta afirmación del Credo no hace referencia al ser eterno de Dios, sino que nos habla de una acción en la que toman parte las tres Personas divinas, y que se realiza "ex Maria Virgine". Sin ella, la entrada de Dios en la historia de la humanidad no habría llegado a su fin, y no hubiera tenido lugar aquello que es central en nuestra Profesión de fe: Dios es un Dios con nosotros. Así María pertenece en modo irrenunciable a nuestra fe en el Dios que actúa, que entra en la historia. Ella ofrece toda su persona, "acepta" convertirse en el lugar de la morada de Dios".

"A veces, incluso en el camino y la vida de la fe podemos sentir nuestra pobreza, nuestra incapacidad ante el testimonio que debemos ofrecer al mundo. Pero Dios eligió precisamente una humilde mujer, en un pueblo desconocido, en una de las provincias más lejanas del gran Imperio Romano. Siempre, aun en medio de las dificultades más arduas que hay que afrontar, debemos confiar en Dios, renovando la fe en su presencia y acción en nuestra historia, como en la de María. ¡Para Dios no hay nada imposible! Con Él nuestra existencia camina siempre en terreno seguro y está abierta a un futuro de esperanza firme".

"Lo que sucede en María, a través de la acción del mismo Espíritu Santo, es una nueva creación: Dios que ha llamado el ser de la nada, con la Encarnación da vida a un nuevo inicio de la humanidad. Los Padres de la Iglesia repetidamente hablan de Cristo como del nuevo Adán, para subrayar el comienzo de la nueva creación con el nacimiento del Hijo de Dios en el seno de la Virgen María. Esto nos hace pensar en cómo la fe supone también en nosotros una novedad tan fuerte como para producir un segundo nacimiento. De hecho, al inicio del ser cristiano está el bautismo que nos hace renacer como hijos de Dios, nos hace participar en la relación filial que Jesús tiene con el Padre. Y me gustaría señalar que el Bautismo se recibe, nosotros "somos bautizados" -es un pasivo- porque nadie es capaz de convertirse en hijo de Dios por sí mismo: es un don que viene conferido gratuitamente (...) Sólo si nos abrimos a la acción de Dios, como María, sólo si confiamos nuestra vida al Señor como a un amigo en quien confiamos totalmente, todo cambia, nuestra vida adquiere un nuevo sentido y un nuevo rostro: el de los hijos de un Padre que nos ama y nunca nos abandona".

"Hay otro elemento en las palabras de la Anunciación. El ángel dice a María: "El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra". Es un recordatorio de la nube santa, que, durante el viaje del Éxodo, se detenía sobre la tienda de la reunión, sobre el arca de la alianza, que el pueblo de Israel llevaba consigo, y que indicaba la presencia de Dios. María es el nueva tienda santa, la nueva arca de la alianza: con su "sí" a las palabras del arcángel, Dios recibe un hogar en este mundo. Aquel que el universo no puede contener ha venido a morar en el seno de una virgen".

"Volvamos a la pregunta con la que comenzamos, la del origen de Jesús, sintetizada por la pregunta de Pilato: "¿De dónde eres tú?" De nuestras reflexiones aparece claro, desde el principio de los Evangelios, cuál es el verdadero origen de Jesús: Él es el Hijo Unigénito del Padre, viene de Dios. Estamos en frente del gran y desconcertante misterio que celebramos en este tiempo de Navidad: el Hijo de Dios, el Espíritu Santo, se encarnó en el seno de la Virgen María. Y este es un anuncio que resuena siempre nuevo y que lleva en sí mismo esperanza y alegría a nuestros corazones, porque cada vez nos da la certeza de que, a pesar de que a menudo nos sentimos débiles, pobres, incapaces de hacer frente a las dificultades y al mal del mundo, el poder de Dios actúa siempre y obra maravillas precisamente en la debilidad. Su gracia es nuestra fuerza ".