segunda-feira, 2 de abril de 2012

DOMINGO DE RAMOS NA IGREJA DO SALVADOR EM TOLEDO


Procesión de entrada para la bendición de los Ramos


Tras la antífona Hosanna, el sacerdote bendice los ramos.




Mientras el sacerdote entrega los ramos a los ministros y a los fieles, se cantan las antífona Pueri Hebraeorum

Los fieles reciben los ramos, dando un ósculo al sacerdote.

Tras el reparto de los ramos, el diácono pide la bendición y canta el Evangelio conmemorativo de la entrada de Nuestro Señor en Jerusalén.


Terminado el Evangelio, el subdiácono lleva el Evangeliario al Celebrante para el ósculo. Tras besarlo, recibe la incensación por parte del diácono.



Tras el Evangelio, el Sacerdote exhorta a los fieles sobre la liturgia del día.

Tras la homilía, el diácono invita a los fieles a comenzar la procesión cantando: Procedamus in pace.

El subdiácono porta la cruz adornada con su ramo de olivo.

Durante la procesión se entonan las antífonas propias u otros cantos apropiados en lengua latina o vernácula.




El Subdiácono espera a la entrada de la puerta, y la golpea. Este rito propio de la consagración de una iglesia por parte del obispo, se hacía también en este domingo de Ramos en la Semana Santa anterior a la reforma de S.S. Pío XII.


Al entrar en la iglesia, se entona la antífona 8ª Ingrediente Domino.


El sacerdote da conclusión al rito de la procesión cantando la oración.

En la sede, los ministros dejan los ornamentos festivos de color rojo y se revisten para la Santa Misa del II domingo de Pasión.

Omitidas las oraciones en las gradas hasta el Oramus te incluido, el sacerdote tras dar el ósculo al altar, lo inciensa.

Tras el canto de la epístola por parte del Subdiácono, cambia el misal del lugar.

Los ministros escuchan el canto del gradual sentados en la sede.

Antes de la proclamación de la Pasión, los ministros asistentes piden la bendición.

Los ministros proclaman el texto de la Pasión según San Mateo.

Tras "Jesus autem íterum clamans voce magna, emisit spíritum", todos se arrodillan en respeto al momento de la muerte del Señor.

Tras la entonación del Credo, por parte del Celebrante, los ministros suben a su lado para recitarlo junto con él; el pueblo sigue con el canto.

Durante el Credo, el diácono extiende el corporal sobre el altar.

Subdiácono y Diácono asisten al celebrante en el ofertorio.

Incensación del Ofertorio

El Subdiácono se mantiene en el plano del altar, cubriendo con el humeral la patena.

Incensación del diácono.

Elevación de la Hostia. Adoramus te, Domine.

Elevación del Cáliz. Adoramus te, Domine.

Oraciones antes de la comunión del celebrante.

Canto del Confíteor por parte del diácono.

Ecce Agnus Dei.

Placeat tibi, Sancta Trinitas antes de la bendición.

Procesión final