quarta-feira, 28 de dezembro de 2011

The ends of the Mass. .La Misa es un Sacrificio verdadero y visible -y no una Representación simbólica .La fin prochaine de la Messe consiste en ce qu’elle est un sacrifice propitiatoire. .O propósito imanente da Missa é fundamentalmente o sacrifício . Foi o Papa Paulo VI, ele mesmo, que falou de autodemolição da Igreja. Das ultimative Ziel der Messe ist das Opfer des Lobes angesichts der Dreifaltigkeit.


Ultimate End. This is that of the Sacrifice of praise to the Most Holy Trinity according to the explicit declaration of Christ in the primary purpose of His very Incarnation: "Coming into the world he saith: 'sacrifice and oblation thou wouldst not but a body thou hast fitted me' ". (Ps. XXXIX, 7-9 in Heb. X, 5). This end has disappeared: from the Offertory, with the disappearance of the prayer "Suscipe, Sancta Trinitas", from the end of the Mass with the omission of the "Placet tibi Sancta Trinitas", and from the Preface, which on Sunday will no longer be that of the Most Holy Trinity, as this Preface will be reserved only to the Feast of the Trinity, and so in future will be heard but once a year.

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the Ottaviani Intervention 

III
Presentation of the Ends


We now come to the ends of the Mass.

1. Ultimate End. This is that of the Sacrifice of praise to the Most Holy Trinity according to the explicit declaration of Christ in the primary purpose of His very Incarnation: "Coming into the world he saith: 'sacrifice and oblation thou wouldst not but a body thou hast fitted me' ". (Ps. XXXIX, 7-9 in Heb. X, 5).

This end has disappeared: from the Offertory, with the disappearance of the prayer "Suscipe, Sancta Trinitas", from the end of the Mass with the omission of the "Placet tibi Sancta Trinitas", and from the Preface, which on Sunday will no longer be that of the Most Holy Trinity, as this Preface will be reserved only to the Feast of the Trinity, and so in future will be heard but once a year.

2. Ordinary End. This is the propitiatory Sacrifice. It too has been deviated from; for instead of putting the stress on the remission of sins of the living and the dead, it lays emphasis on the nourishment and sanctification of those present (No. 54). Christ certainly instituted the Sacrament of the Last Supper putting Himself in the state of Victim in order that we might be united to Him in this state but his self- immolation precedes the eating of the Victim, and has an antecedent and full redemptive value (the application of the bloody immolation). This is borne out by the fact that the faithful present are not bound to communicate, sacramentally.

3. Immanent End. Whatever the nature of the Sacrifice, it is absolutely necessary that it be pleasing and acceptable to God. After the Fall no sacrifice can claim to be acceptable in its own right other than the Sacrifice of Christ. The Novus Ordo changes the nature of the offering turning it into a sort of exchange of gifts between man and God: man brings the bread, and God turns it into the "bread of life"; man brings the wine, and God turns it into a "spiritual drink".

"Thou are blessed Lord God of the Universe because from thy generosity we have received the bread (or wine) which we offer thee, the fruit of the earth (or vine) and of man's labour. May it become for us the bread of life (or spiritual drink)".

There is no need to comment on the utter indeterminateness of the formulae "bread of life" and "spiritual drink", which might mean anything. The same capital equivocation is repeated here, as in the definition of the Mass: there, Christ is present only spiritually among His own: here, bread and wine are only "spiritually" (not substantially) changed.


Suppression of Great Prayers

In the preparation of the offering, a similar equivocation results from the suppression of two great prayers. The "Deus qui humanae substantiae dignitatem mirabiliter condidisti et mirabilius reformasti" was a reference to man's former condition of innocence and to his present one of being ransomed by the Blood of Christ: a recapitulation of the whole economy of the Sacrifice, from Adam to the present moment. The final propitiatory offering of the chalice, that it might ascend "cum adore suavitatis", into the presence of the divine majesty, whose clemency was implored, admirably reaffirmed this plan. By suppressing the continual reference of the Eucharistic prayers to God, there is no longer any clear distinction between divine and human sacrifice.

Having removed the keystone, the reformers have had to put up scaffolding; suppressing real ends, they had to substitute fictitious ends of their own; leading to gestures intended to stress to union of priest and faithful, and of the faithful among themselves; offerings for the poor and for the church superimposed upon the Offering of the Host to be immolated. There is a danger that the uniqueness of this offer will become blurred, so that participation in the immolation of the Victim comes to resemble a philanthropical meeting, or a charity banquet.

 

1º: La Misa es un Sacrificio verdadero y visible -y no una Representación simbólica- "'por el cual se representa aquel sacrificio cruento que hubo de realizarse una sola vez en la Cruz ( ...) y se aplica su fuerza salvadora para la remisión de los pecados que diariamente cometemos" (DB 938) . 2º: Jesucristo Nuestro Señor, "declarándose a Si mismo Sacerdote constituido para la eternidad según el orden de Melquisedec

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Cardenal Alfredo Ottavianni
BREVE EXAMEN CRITICO
DEL NOVUS ORDO MISSÆ

III
1º: La Misa es un Sacrificio verdadero y visible -y no una Representación simbólica- "'por el cual se representa aquel sacrificio
cruento que hubo de realizarse una sola vez en la Cruz ( ...) y se aplica su fuerza salvadora para la remisión de los pecados que
diariamente cometemos" (DB 938) .
2º: Jesucristo Nuestro Señor, "declarándose a Si mismo Sacerdote constituido para la eternidad según el orden de Melquisedec (Ps.
109, 4), ofreció a Dios Padre su cuerpo y su sangre bajo las especies de pan y de vino y bajo los símbolos de esas mismas cosas los dio
a sus Apóstoles (a quienes entonces constituía sacerdotes del Nuevo Testamento) para que los tomaran, y a ellos mismos y a sus
sucesores en el sacerdocio les mandó que los ofrecieran por medio de estas palabras: "Haced esto en conmemoración mía" (Lc 22, 19;
ICor 11,24), como siempre lo entendió y enseñó la Iglesia Católica" (DB ibid.) .El celebrante, el oferente, el sacrificador es el
sacerdote, para eso consagrado, pero no el pueblo de Dios, la asamblea. "Si alguien dijere que con aquellas palabras: "Haced esto en
conmemoración mía" (Lc 22,19; 1 Cor 11,24), Cristo no instituyó sacerdotes a los Apóstoles o que no los ordenó, para que ellos y los
otros sacerdotes ofrecieran su cuerpo y sangre, sea anatema" (Canon 2; DB 949).
3º: El Sacrificio de la Misa es un verdadero sacrificio propiciatorio, y no "una mera conmemoración del sacrificio realizado en la
cruz".
"Si alguien dijere que el Sacrificio de la Misa es sólo de alabanza y de acción de gracias o una mera conmemoración del sacrificio
realizado en la cruz, pero no propiciatorio; o que sólo aprovecha al que lo recibe y que no debe ser ofrecido por los vivos y difuntos,
por los pecados, penas, satisfacciones y otras necesidades, sea anatema" (Canon 3; DB 950).
Recuérdense además. el cano: 6: "Si alguien dijere que el Canon de la Misa contiene errores, y que por lo tanto debe ser. abrogado,
.sea anatema" (DB 953) ; y el canon 8: "SI alguien dijere que las Misas en las cuales sólo el sacerdote comulga sacramentalmente, son
ilícitas y que por lo tanto deben ser abrogadas, sea anatema (DB 955).
5 Apenas es necesario advertir que si se negase un solo dogma definido, ipso facto se derrumbarían todos los dogmas, porque se
hundiría entonces el principio mismo de la infalibilidad del Magisterio Apostólico, incluso el supremo y solemne, sea del Romano
Pontífice, sea del Concilio Ecuménico.
6 Se debería añadir también la Ascensión, si alguien quisiera retomar aquella oración "Unde et Memores". En este texto, sin embargo,
no se expresaba una cierta agrupación equivalente de vocablos, sino una clara y sutil distinción: "...de tan bienaventurada Pasión,
como también de la Resurrección de entre los muertos y también de la gloriosa Ascensión al cielo". La Pasión se conmemoraba por
sí.misma y por la fuerza de la misma Misa; la Resurrección y Ascensión se presentaban añadidas, por la conexión de la fe.
Vayamos ahora a los fines de la Misa.
1) FIN ÚLTIMO. El fin último del sacrificio de la Misa es la alabanza que debe tributarse a la
Santísima Trinidad, según la explícita intención de Jesucristo en el mismo misterio de su Encarnación: "Al
entrar al mundo dice: 'No quisiste hostia ni ofrenda: en cambio a mí me preparaste un cuerpo' " (Heb. 10, 5; cfr.
Ps. 39, 7-9).
Por cierto, este fin buscado ha desaparecido completamente en el Novus Ordo: desapareció ciertamente del
Ofertorio, pues la plegaria "Recibe, oh Trinidad Santa" ha sido eliminada; desapareció de la conclusión de la
Misa, ya no se dirá más "Seate agradable, oh Trinidad Santa"; también fue suprimida del Prefacio, ya que el
Prefacio de la Santísima Trinidad, que hasta ahora se recitaba oportunísimamente todos los domingos, ahora en
el Novus Ordo sólo se dirá en la fiesta de la Santísima Trinidad, y por lo tanto solamente una vez al año.
2) FIN ORDINARIO. El fin ordinario del Sacrificio es el propiciatorio. En cambio, en el Novus Ordo,
este fin se aparta de su verdadera senda, pues ya no se pone más el acento en la remisión de los pecados, sea de
los vivos, sea de los difuntos, sino en la nutrición y santificación de los presentes (nº 54). Por cierto, Cristo
instituyó el sacramento de la Eucaristía en la última Cena y se puso a Sí mismo en estado de víctima para
unirnos a Él, a ese estado victimal; pero este fin antecede a la misma manducación y tiene un pleno valor
redentor antecedente, que se deriva de la inmolación cruenta de Cristo; de allí que el pueblo asistente a Misa no
esté obligado de suyo a recibir la comunión sacramental7.
3) FIN INMANENTE. Cualquiera sea la naturaleza del sacrificio, pertenece a la esencia de la finalidad
de la Misa el que sea agradable a Dios, aceptable y aceptado por Él. Por lo tanto, en la condición de los hombres
que estaban inficionados por la mancha original, ningún sacrificio hubiera sido aceptable a Dios; el único
sacrificio aceptado ahora con derecho por Dios es el Sacrificio de Cristo. Por el contrario, en el Novus Ordo la
naturaleza misma de la oblación es deformada en un mero intercambio de dones entre Dios y el hombre: el
hombre ofrece el pan que Dios transmuta en "pan de vida"; el hombre lleva el vino que Dios transmuta en
"bebida espiritual": "Bendito eres, Señor Dios del universo, porque de tu largueza recibimos el pan (o: el vino)
que te ofrecemos, fruto de la tierra (o: de la vid) y de la obra de las manos de los hombres, del cual se hará para
nosotros el pan de vida (o: la bebida espiritual)"8.
Superfluo es advertir cuán totalmente vagas e indefinidas son estas dos fórmulas "pan de vida" y "bebida
espiritual", que, de por sí, pueden significar cualquier cosa. Hallamos aquí el mismo equívoco capital que
examinamos en la definición de la Misa: allí Cristo se hace presente entre los suyos únicamente de un modo
espiritual; aquí se dan el pan y el vino, que son cambiados "espiritualmente" (¡pero no substancialmente!)9.
Igualmente, en la preparación de las ofrendas se descubre idéntico juego de equívocos, pues se suprimen
las dos maravillosas plegarias de la antigua Misa. La oración: "Oh, Dios, que admirablemente formaste la
7 De igual modo se cambia la fuerza de la significación también en los tres nuevos "Cánones", en los que sorpresivamente se eliminan
por completo el peculiar "Memento" de los muertos y la mención de los sufrimientos de las almas de los fieles difuntos [en el
purgatorio. N. del T.] por las cuales siempre y universalmente se aplicaba el Sacrificio satisfactorio.
8 Véase la encíclica MYSTERIUM FIDEI, donde Pablo VI condena no sólo los errores del simbolismo sino también las nuevas teorías
inventadas de la "transsignificación" y de la "transfinalización": "...o que tanto insisten. ..en el valor del signo. ..como si el
simbolismo, que nadie niega existe con toda certeza en la Santísima Eucaristía, expresase y agotase toda la medida de la presencia de
Cristo en este Sacramento... o que hablan sobre el misterio de la transubstanciación sin hacer mención alguna de la admirable
conversión de toda la sustancia del pan en el cuerpo y de toda la sustancia del vino en la sangre de Cristo, según se expresa el Concilio
de Trento, de tal manera que consista sólo en las que llaman "transsignificación" y "transfinalización" (A.A.S., LVll, 1965, p. 775).
9 En la encíclica "MYSTERIUM FIDEI" profusa y extensamente se refuta y condena la introducción de modos nuevos de hablar o
locuciones que, aunque aparezcan en textos de los Santos Padres y de los Concilios y en documentos del Sagrado Magisterio, se los
emplea en un sentido común y unívoco, sin subordinarlos a la doctrina sustancial, de la cual, pues, no pueden separarse (por ejemplo,
"alimento espiritual", "comida espiritual", "bebida espiritual", etc.) .Pablo VI previene : "Guardada la integridad de la Fe, conviene
también que se observe un apropiado modo de hablar, no sea que al usar nosotros palabras impropias, surjan falsas opiniones, ¡lo que
no suceda!, sobre la Fe en cosas altísimas". Cita a SAN AGUSTÍN: "Pero nosotros conviene que hablemos según una regla cierta,
para que la licencia en las palabras no genere una opinión impía incluso de las cosas que por ellas se significan" (La Ciudad de Dios,
X, 23, PL 41, 300). Y continúa diciendo: "Por lo tanto, la regla de hablar, que la Iglesia introdujo en una larga elaboración de siglos y
no sin la protección del Espíritu Santo, y que luego confirmó con la autoridad de los Concilios y que más de una vez fue contraseña y
estandarte de la Fe ortodoxa, debe ser conservada santamente y nadie presuma cambiarla por capricho o con el pretexto de una ciencia
nueva… De igual modo, no debe tolerarse que cualquiera pretenda derogar por propia voluntad las fórmulas con las cuales el Concilio
de Trento propuso para creerlo el Misterio Eucarístico" (A.A.S., LVII, 1965, p. 758).
dignidad de la naturaleza humana y que más admirablemente aún la reformaste" recordaba a la vez la primitiva
condición de inocencia del hombre y su presente condición de restauración, en la que fue redimido por la
Sangre de Cristo. Era, por lo tanto, una verdadera, sabia y rápida recapitulación de toda la Economía del
Sacrificio, desde Adán hasta la historia presente. En la otra plegaria, la oblación propiciatoria del cáliz para que
subiera "con olor de suavidad" a la vista de la Divina Majestad, cuya clemencia se imploraba, repetía con suma
sabiduría esta Economía de la salvación. Mientras que suprimida esta continua elevación hacia Dios por medio
de la plegaria eucarística, no queda ya ninguna distinción entre sacrificio divino y humano.
Eliminado el eje cardinal, se inventan vacilantes estructuras; echados a pique los verdaderos fines de la
Misa, se mendigan fines ficticios. De aquí que aparecen los gestos que en la nueva Misa deberían expresar la
unión entre el sacerdote y los fieles, o entre los mismos fieles; aparecen las oblaciones por los pobres y por la
Iglesia que ocupan el lugar de la Hostia que debe ser inmolada. Todo esto pronto caerá en el ridículo, hasta que
el sentido primigenio de la oblación de la Única Hostia caiga poco a poco completamente en el olvido; así
también las reuniones que se hacen para celebrar la inmolación de la Hostia se convertirán en conventículos de
filántropos y en banquetes de beneficencia.

La fin prochaine de la Messe consiste en ce qu’elle est un sacrifice propitiatoire. Cette finalité est compromise elle aussi : alors que la Messe opère la rémission des péchés, tant pour les vivants que pour les morts, le nouvel ORDO met l'accent sur la nourriture et la sanctification des membres présents de l'assemblée. Le Christ institua le Sacrement pendant la dernière Gène et se mit alors en état de victime pour nous unir à son état de victime ; c'est pourquoi cette immolation précède la manducation et renferme plénièrement la valeur rédemptrice qui provient du Sacrifice sanglant. La preuve en est que l’on peut assister à la Messe sans communier sacramentellement.


Bref examen critique du nouvel Ordo Missae

Préface
Lettre à Paul VI
des cardinaux Ottaviani et Bacci

III
Venons-en maintenant aux FINALITÉS de la MESSE : à savoir sa finalité ultime, sa finalité prochaine et sa finalité immanente.
1. - FINALITÉ ULTIME.
La fin ultime de la Messe consiste en ce quel sacrifice de louange à la Très Sainte Trinité, conformément à l'intention primordiale de l'Incarnation déclarée par le Christ Lui-même : " Entrant dans le monde il dit : Tu n'as voulu ni victime ni oblation, mais tu m’as formé un, corps " (Ps. 40, 7-9 ; Heb., X, 5).
Cette finalité ultime et essentielle, le nouvel ORDO MISSAE la fait disparaître :
- premièrement, de l'Offertoire, où ne figure plus la prière Suscipe Sancta Trinitas (ou Suscipe Pater) ;
- deuxièmement, de la conclusion de la Messe ne comporte plus le Placeat tibi Sancta Trinitas
- troisièmement, de la Préface : puisque la de la Sainte Trinité ne sera plus prononcé qu’une fois l'an.
2. - FINALITÉ PROCHAINE.
La fin prochaine de la Messe consiste en ce qu’elle est un sacrifice propitiatoire.
Cette finalité est compromise elle aussi : alors que la Messe opère la rémission des péchés, tant pour les vivants que pour les morts, le nouvel ORDO met l'accent sur la nourriture et la sanctification des membres présents de l'assemblée.
Le Christ institua le Sacrement pendant la dernière Gène et se mit alors en état de victime pour nous unir à son état de victime ; c'est pourquoi cette immolation précède la manducation et renferme plénièrement la valeur rédemptrice qui provient du Sacrifice sanglant. La preuve en est que l’on peut assister à la Messe sans communier sacramentellement.
3. - FINALITÉ IMMANENTE.
La fin immanente de la Messe consiste en ce qu'elle est primordialement un Sacrifice.
Or il est essentiel au Sacrifice, quelle qu'en soit la nature, d'être agréé de Dieu, c'est-à-dire d'être accepté comme sacrifice.
Dans l'état de péché originel, aucun sacrifice ne serait, en droit, acceptable par Dieu. Le seul sacrifice qui puisse et doive en droit être accepté est celui du Christ. Aussi était-ce éminente convenance que l'Offertoire référât d’emblée le Sacrifice de la Messe au Sacrifice du Christ.
Mais le nouvel ORDO Missae dénature l'offrande en la dégradant. Il la fait consister en une sorte d'échange entre Dieu et l'homme : l'homme apporte le pain et Dieu le change en pain de vie ; l'homme apporte le vin, et Dieu en fait une boisson spirituelle : " Tu es béni, Seigneur Dieu de l'univers, parce que de ta libéralité nous avons reçu le pain (ou : le vin) que nous t'offrons, fruit de la terre (ou : de la vigne) et du travail de l'homme, d'où provient pour nous le pain de vie (ou : la boisson spirituelle) ".
Est-il besoin de faire remarquer que les expressions " pain de vie " (panis vitae ) et " boisson spirituelle " (potus spiritualis) sont absolument indéterminées : elles peuvent signifier n'importe quoi. Nous retrouvons ici la même équivoque capitale que dans la définition de la Messe : dans la définition, référence à la présence spirituelle du Christ parmi les siens ; ici, le pain et le vin sont changés spirituellement : on ne précise plus qu'ils le sont substantiellement. Dans la préparation des oblats, un semblable jeu d'équivoques est réalisé par la suppression des deux admirables prières .
Deus qui humanae substantiae.
Offerimus tibi, Domine...
La première de ces deux prières déclare " O Dieu qui avez créé la nature humaine d'une manière admirable et qui d'une manière plus admirable encore l'avez rétablie dans sa première dignité. " C'est un rappel de l'antique condition d'innocence de l'homme et de sa condition actuelle de racheté par le sang du Christ ; c'est une récapitulation discrète et rapide de toute l'économie du sacrifice depuis Adam jusqu'au temps présent.
La seconde de ces deux prières, qui est la finale de l'Offertoire, s'exprime sur le mode propitiatoire ; elle demande que le calice s'élève cum odore suavitatis en présence de la Majesté divine dont on implore la clémence elle souligne merveilleusement cette même économie du sacrifice.
Ces deux prières sont supprimées dans le nouvel ORDO Missae
Supprimer ainsi la référence permanente à Dieu qu'explicitait la prière eucharistique, c'est supprimer toute distinction entre le sacrifice qui procède de Dieu et celui qui vient de l'homme.
Si l'on détruit ainsi la clef de voûte, on est bien forcé de fabriquer des échafaudages de remplacement : si l'on supprime les finalités véritables de la Messe, on est bien forcé d'en inventer de fictives. Voici donc des gestes nouveaux pour souligner l'union entre le prêtre et les fidèles, et celle des fidèles entre eux ; voici la superposition, destinée à s'effondrer dans le grotesque, des offrandes faites pour les pauvres et pour l'église à l'offrande de l'Hostie destiné au Sacrifice.
Par cette confusion, la singularité primordiale de l'Hostie destinée au Sacrifice est effacée ; en sorte que la participation à l'immolation de la Victime deviendra une réunion de philanthropes ou un banquet de bienfaisance.
 
 
 
 



El fin próximo de la Misa consiste en que es un sacrificio propiciatorio 7. También este fin se ve comprometido: mientras que la Misa realiza la remisión de los pecados, tanto por los vivos como por los difuntos, el nuevo Ordo hace hincapié sobre el alimento y la santificación de los miembros de los asistentes. Cristo instituyó el Sacramento durante la última Cena y entonces se puso en estado de Víctima para unirnos a su estado de Víctima; este es el motivo por el que la inmolación precede a la manducación 8 y encierra plenamente el valor redentor que proviene del Sacrificio cruento. Prueba de ello es que se pueda asistir a la Misa sin comulgar sacramentalmente.

   
BREVE EXAMEN
CRÍTICO
DEL NUEVO
ORDO MISSAE
Cardenal Alfredo Ottaviani

 III
Tratemos ahora sobre los FINES DE LA MISA: a saber, su fin último, su fin próximo y su fin
inmanente.
1. Fin último.
El fin último de la Misa consiste en que es un Sacrificio de alabanza a la Santísima Trinidad –
conforme a la intención primordial de la Encarnación, declarada por el propio Cristo: «Al entrar en este
mundo, dice: ―Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo» (Sal. 40, 7-9; Heb., 10, 5).
El nuevo Ordo Missae hace desaparecer este fin último y esencial:
en primer lugar del Ofertorio, en el que ya no figura la oración Suscipe Sancta Trinitas (o Suscipe
Sancte Pater);
en segundo lugar, de la conclusión de la Misa, que ya no contiene el Placeat tibi Sancta Trinitas;
en tercer lugar, del Prefacio, pues ahora sólo se rezará una vez al año el Prefacio de la Santísima
Trinidad.
6 Si la intención era recuperar el Unde et memores, se habría tenido que añadir también la Ascensión. Pero el Unde et memores
no mezcla realidades de naturaleza diferente, sino que distingue con fineza: «...acordándonos... de la dichosa Pasión de tu mismo
Hijo y Señor nuestro Jesucristo, así como de su resurrección del sepulcro, y también de su gloriosa Ascensión a los cielos».
6
2. Fin próximo.
El fin próximo de la Misa consiste en que es un sacrificio propiciatorio 7.
También este fin se ve comprometido: mientras que la Misa realiza la remisión de los pecados, tanto por los
vivos como por los difuntos, el nuevo Ordo hace hincapié sobre el alimento y la santificación de los
miembros de los asistentes.
Cristo instituyó el Sacramento durante la última Cena y entonces se puso en estado de Víctima para
unirnos a su estado de Víctima; este es el motivo por el que la inmolación precede a la manducación 8 y
encierra plenamente el valor redentor que proviene del Sacrificio cruento. Prueba de ello es que se pueda
asistir a la Misa sin comulgar sacramentalmente 9.
3. Fin inmanente.
El fin inmanente de la Misa consiste en que es primordialmente un Sacrificio.
Ahora bien, es esencial al sacrificio ser de tal naturaleza que sea agradable a Dios, es decir, aceptado como
sacrificio.
En el estado de pecado original, ningún sacrificio podía ser aceptable a Dios. El único sacrificio que
puede y debe ser aceptable es el de Cristo, de modo que era eminentemente conveniente que el Ofertorio
refiriera enseguida el Sacrificio de la Misa al Sacrificio de Cristo.
Pero el nuevo Ordo Missae altera la ofrenda degradándola. La hace consistir en una especie de
intercambio entre Dios y el hombre: el hombre pone el pan y Dios lo cambia en pan de vida; y pone el vino y
Dios lo convierte en una bebida espiritual: «Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan (o vino),
fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida (o
bebida de salvación)».
No hace falta subrayar que las expresiones «pan de vida» (panis vitae) y «bebida espiritual» (potus
spiritualis) son absolutamente indeterminadas, ya que pueden significar cualquier cosa. Volvemos aquí al
mismo equívoco capital que hemos encontrado en la definición de la Misa, en donde se hace una referencia
a la presencia espiritual de Cristo entre los suyos, y aquí el pan y vino se cambian espiritualmente, sin
precisar que cambian sustancialmente 10.
En la preparación de las oblatas 11, se realiza un juego parecido de equívocos con la supresión de las
dos admirables oraciones:
- Deus qui humanae substantiae...;
- Offerimus tibi, Domine...
La primera de estas dos oraciones declara: «Oh Dios, que maravillosamente formaste la naturaleza
humana y mas maravillosamente la reformaste», lo cual recuerda la antigua condición de la inocencia del
hombre y su condición actual de redimido por medio de la sangre de Cristo, y es una recapitulación discreta
y rápida de toda la economía 12 del sacrificio desde Adán hasta el tiempo actual.
La segunda de estas dos oraciones, que es la última del Ofertorio, se expresa sobre el modo
propiciatorio: pide que el cáliz se eleve cum odore suavitatis en presencia de la divina Majestad, cuya
clemencia implora, y subraya maravillosamente esta misma economía del sacrificio.
Estas dos oraciones han sido suprimidas en el nuevo Ordo Missae.
Suprimir de este modo la referencia permanente a Dios, que expresaba explícitamente la oración
eucarística, es suprimir toda distinción entre el sacrificio que procede de Dios y el que procede del hombre.
7 Propiciatorio: que tiene la virtud de volver propicio a Dios, por una expiación que obtiene el perdón de los pecados.
8 Manducación: acción de comer. Esta palabra apenas se emplea si no es para designar una acción religiosa: la manducación del
Cordero pascual entre los judíos, y la comunión eucarística.
9 Aparece el mismo desplazamiento sea de fórmulas nuevas o de expresiones que se encuentran materialmente en los textos de los Padres de la
Iglesia o del Magisterio, pero empleadas en un sentido absoluto y sin referencia al cuerpo doctrinal en que encuentran su lugar y
significado (p. ej.: «spiritualis alimonia», «cibus spiritualis», «potus spiritualis»), ya ha sido denunciada en la encíclica Mysterium
fidei.
11 Oblatas: el pan y vino traídos al altar para ser consagrados. (Por otra parte, el término oblato designaba primitivamente al niño
ofrecido por sus padres a un monasterio para convertirse en monje; después del siglo XIX, designa también al fiel que viviendo en el
mundo se afilia a un monasterio por medio de una oblación, que no es propiamente voto).
12 Economía: en sentido religioso, conjunto ordenado y armónico de las disposiciones adoptadas por la Providencia (para realizar
la redención y la salvación de los hombres).
7
Destruyendo de este modo la clave de bóveda, forzosamente hay que fabricar andamios para
reemplazarla: al suprimir los verdaderos fines de la Misa, forzosamente hay que inventar otros ficticios. De
aquí procecen los nuevos gestos para subrayar la unión entre el sacerdote y los fieles, y la de los fieles entre
sí; la superposición –destinada a caer en lo grotesco– de las ofrendas hechas para los pobres y la Iglesia,
con la ofrenda de la Hostia destinada al Sacrificio.
Con esta confusión, se borra la singularidad primordial de la Hostia destinada al Sacrificio, de modo
que la participación a la inmolación de la Víctima se convierte en una reunión de filántropos o en un
banquete de beneficencia.

O propósito imanente da Missa é fundamentalmente o sacrifício. É essencial que o sacrifício, qualquer que seja sua natureza, seja agradável a Deus e aceito por Ele. Por causa do pecado original, entretanto, nenhum outro sacrifício que não seja o de Cristo pode pretender ser aceitável e agradável a Deus por direito próprio. Por esta razão, era eminentemente conveniente o Ofertório se referir desde o começo o Sacrifício da Missa ao Sacrifício de Cristo. O Novus Ordo altera a natureza do ofertório sacrifical transformando-o em uma espécie de troca de oferendas entre o homem e Deus. O homem traz o pão e Deus o transforma no “pão da vida”; o homem traz o vinho e Deus o transforma na “bebida espiritual”: Bendito sejais, Senhor Deus de toda a criação, pois através de vossa bondade nós temos este pão (vinho) para oferecer, fruto da terra (vinha) e trabalho de mãos humanas, Ele se tornará para nós o pão da vida (bebida espiritual) (12). As expressões “pão da vida” e “bebida espiritual”, são, é claro, completamente vagas e podem significar qualquer coisa. Novamente nós nos deparamos com o mesmo equívoco básico: De acordo com a nova definição da Missa, Cristo está presente entre os seus apenas espiritualmente; aqui, o pão e o vinho são apenas espiritualmente - e não substancialmente – modificados.

Capítulo III
          Voltamo-nos agora para os fins (propósitos) da Missa: o seu fim ultimo, o seu fim próximo e o seu fim imanente.
 1. Propósito último.
O propósito último da Missa é o sacrifício de graças dado à Santíssima Trindade. Este fim está em conformidade com o propósito primário da Encarnação, explicitamente enunciado pelo próprio Cristo: "Ao entrar no mundo ele afirmou: Tu não quiseste sacrifício e oferenda. Tu, porém, formaste-me um corpo.” (9)
No Novus Ordo este propósito desapareceu:
- Do ofertório, de onde a oração “Recebe, Santa Trindade, esta oblação” (ou “Recebe Santo Padre”) foi removida.
- Da conclusão da Missa, onde a oração em honra da Trindade, “Agradável Vos seja, ó Trindade Santíssima, a oferta da minha vassalagem” foi eliminada.
- Do prefácio, já que o prefácio da Santíssima Trindade, anteriormente usado em todos os domingos depois da Epifania e do Pentecostes (ou seja, mais de 30 domingos cada ano), será daqui em diante usado somente na Festa da Santíssima Trindade.

2. Propósito ordinário.
O propósito ordinário da Missa é o sacrifício propiciatório — dando satisfações a Deus pelo pecado. Este fim foi também comprometido. Ao invés de enfatizar a remissão dos pecados dos vivos e dos mortos, o novo rito enfatiza o alimento e santificação dos presentes (10). Na última ceia, Cristo instituiu o Santo Sacramento e desta forma colocou-Se nele como Vítima, a fim de unir-Se a nós como Vítima. Mas este ato de imolação sacrifical ocorre antes do Santo Sacramento estar consumado e possui de antemão pleno valor redentor em relação ao Sacrifício sangrento no Calvário. A prova disto é que as pessoas que assistem não estão obrigadas a receber a Comunhão sacramentalmente (11).

3. Propósito imanente.
O propósito imanente da Missa é fundamentalmente o sacrifício. É essencial que o sacrifício, qualquer que seja sua natureza, seja agradável a Deus e aceito por Ele. Por causa do pecado original, entretanto, nenhum outro sacrifício que não seja o de Cristo pode pretender ser aceitável e agradável a Deus por direito próprio. Por esta razão, era eminentemente conveniente o Ofertório se referir desde o começo o Sacrifício da Missa ao Sacrifício de Cristo.
O Novus Ordo altera a natureza do ofertório sacrifical transformando-o em uma espécie de troca de oferendas entre o homem e Deus. O homem traz o pão e Deus o transforma no “pão da vida”; o homem traz o vinho e Deus o transforma na “bebida espiritual”: Bendito sejais, Senhor Deus de toda a criação, pois através de vossa bondade nós temos este pão (vinho) para oferecer, fruto da terra (vinha) e trabalho de mãos humanas, Ele se tornará para nós o pão da vida (bebida espiritual)  (12).
           As expressões “pão da vida” e “bebida espiritual”, são, é claro, completamente vagas e podem significar qualquer coisa. Novamente nós nos deparamos com o mesmo equívoco básico: De acordo com a nova definição da Missa, Cristo está presente entre os seus apenas espiritualmente; aqui, o pão e o vinho são apenas espiritualmente - e não substancialmente – modificados (13). Na Preparação das Oferendas um jogo similar de equívocos foi cometido. O antigo Ofertório continha duas magníficas orações, a “Deus qui humanae ...” e a “Offerimus tibi...”:
- A primeira oração, recitada na preparação do cálice, começa da seguinte forma: “Ó Deus, que maravilhosamente criastes a dignidade da natureza humana e mais prodigiosamente a remitistes.” Ela lembrava a inocência do homem antes da queda de Adão e seu resgate pelo sangue de Cristo; ela resumia toda a economia do Sacrifício, de Adão até os dias de hoje.
- A segunda oração, que acompanha o oferecimento do cálice, incorpora a idéia de propiciação pelo pecado: ela implora a Deus por Sua misericórdia quando pede que a oferenda suba “com uma doce fragrância” na presença da divina Majestade, cuja clemência se implora. Como a primeira oração, esta ultima enfatiza admiravelmente a economia do Sacrifício.
          No Novus Ordo ambas as orações foram eliminadas. Além disso, as repetidas petições a Deus para que Ele aceite o Sacrifício, contidas nas Preces Eucarísticas, foram também suprimidas; desta forma não há mais qualquer distinção clara entre o sacrifício humano e o divino.
Tendo removido a pedra fundamental, os reformadores tiveram de colocar em seu lugar uma carcaça. Tendo suprimido os verdadeiros propósitos da Missa, tiveram de substituí-los por seus próprios propósitos fictícios. Isto os forçou a introduzir ações enfatizando a união entre o padre e o fiel, ou entre os próprios fiéis – e levou à ridícula tentativa de superpor as oferendas aos pobres e pela Igreja à oferenda da hóstia para ser imolada. A singularidade fundamental da Vítima a ser sacrificada será então completamente obliterada. A participação na imolação de Cristo, a Vítima, transformar-se-á então em um encontro filantrópico ou um banquete de caridade.
  

Foi o Papa Paulo VI, ele mesmo, que falou de autodemolição da Igreja. O que significa esse termo de autodemolição senão que a Igreja se destrói, ela mesma, por ela mesma, por seus próprios membros? É isso o que já dizia o Papa São Pio X na sua primeira encíclica, quando escrevia: «Hoje, o inimigo da Igreja não está mais no exterior da Igreja, está no interior».

http://2.bp.blogspot.com/_N7qno7a5_DU/SX-sN2NtyHI/AAAAAAAAJ6A/SHSr2yfdaQU/s400/Monsenhor+MARCEL+LEFEBVRE.jpgE o Papa não hesitava em designar os lugares aonde ele se encontrava: «O inimigo se encontra nos seminários».E desde o começo todos os membros da Comissão do Concílio foram nomeados pela fração liberal. Pode-se calcular que influência enorme isso iria ter no Concílio. O Papa Paulo VI nomeou imediatamente esses quatro moderadores.Ora, quem eram esses moderadores? O Cardeal Döpfner, de Munich, muito progressista, muito ecumênico. O Cardeal Suenens, que todo mundo conhece como mais carismático e que fez conferências em favor do casamento dos padres. O Cardeal Lercaro, conhecido por seu filo-comunismo e que tinha um vigário geral inscrito no partido comunista. E, enfim, o Cardeal Agagionian. Ele representava um pouco a facção tradicional, pode-se dizer.É evidente que todos as teses, todos os textos do Concílio foram influenciados pelos cardeais liberais e as comissões liberais.Não devemos nos espantar que tenhamos tido textos ambíguos, favoráveis a mudanças, a uma verdadeira revolução na Igreja.Depois de toda a história do liberalismo, os liberais saindo vitoriosos no interior do Concílio, exigiram do Papa Paulo VI lugares nas Congregações romanas. E, de fato, os lugares importantes foram dados aos progressistas. Depois, no momento em que essa Missa normativa começou a se realizar, eu estava tão horrorizado que nós fizemos uma pequena reunião com alguns padres, alguns teólogos, de onde saiu o “Breve exame crítico” que foi levado ao Cardeal Ottaviani.Ora, a Nova Missa está destruindo a Igreja, destruindo a Fé. É assim que não se acredita mais no limbo, no purgatório, no inferno. Não se acredita mais no pecado original, nem nos anjos. Não se acredita mais na graça, não se fala mais do sobrenatural. É o fim da nossa fé.

A INFILTRAÇÃO DO MODERNISMO NA IGREJA
Breve História
Fico contente em constatar que no mundo inteiro, no mundo católico, em todo lugar, pessoas corajosas se reúnem em torno de padres fiéis à fé católica e à Igreja Católica, para manter a tradição que é a fortaleza de nossa fé.
Se existe um movimento tão geral é porque a situação da Igreja é verdadeiramente grave. Pois, para que padres, fiéis católicos, aceitem ser tratados de rebeldes, de dissidentes, de desobedientes, mesmo se tratando de bons padres, alguns dos quais já serviram em paróquias durante trinta anos com grande satisfação de seus paroquianos, é para manter a fé católica. Eles o fazem conscientemente no espírito dos mártires.
Ser perseguido por seus irmãos ou pelos inimigos da Igreja, qualquer que seja a mão que bata, por vista que seja contra a manutenção da fé, é sofrer um martírio. Esses padres, esses fiéis, são testemunhas da fé católica. Eles preferem ser considerados como rebeldes e dissidentes a perder a fé.
Nós assistimos, no mundo inteiro, a uma situação trágica, inacreditável, que parece não se ter jamais produzido na história da Igreja. É preciso então tentar explicar esse fenômeno extraordinário. Como podem bons fiéis, bons padres, se esforçarem por manter a fé católica num mundo católico que está em plena dissolução? Foi o Papa Paulo VI, ele mesmo, que falou de autodemolição da Igreja. O que significa esse termo de autodemolição senão que a Igreja se destrói, ela mesma, por ela mesma, por seus próprios membros? É isso o que já dizia o Papa São Pio X na sua primeira encíclica, quando escrevia: «Hoje, o inimigo da Igreja não está mais no exterior da Igreja, está no interior». E o Papa não hesitava em designar os lugares aonde ele se encontrava: «O inimigo se encontra nos seminários». Por conseqüência, já no início do século, o Santo Papa Pio X, na sua primeira encíclica, denunciava a presença de inimigos da Igreja nos seminários.
E é evidente que esses seminaristas que estavam imbuídos do modernismo, do Sillonismo e do progressismo se tornaram padres. Alguns deles se tornaram bispos e entre eles cardeais. Poderia-se citar os nomes daqueles que fizeram seu seminário no início do século, que morreram agora, mas cujo espírito era modernista e progressista.
Assim, já o Papa Pio X denunciava essa divisão na Igreja, uma certa ruptura no interior mesmo da Igreja e do Clero.(continua...)
 + Mgr. Marcel Lefebvre
DE;http://www.capela.org.br/Crise/bugnini.htm

Das ultimative Ziel der Messe ist das Opfer des Lobes angesichts der Dreifaltigkeit. Dieser Auftrag steht in Einklang mit dem Hauptzweck der Menschwerdung, ausdrücklich von Christus verkündet: "Kommen in die Welt, sagte er Sie nicht Lust zu opfern und das Angebot Aber du für mich bereit einen Körper.." (9) In der Novus Ordo diesem Zweck ist verschwunden: - Aus dem Offertorium, wo das Gebet "Receive, Heilige Dreifaltigkeit, diese Hingabe" (oder "Empfangt den Heiligen Vater") wurde entfernt.

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KURZE kritischer neuer Auftrag von Mass
5. Juni 1969
Eine Gruppe von römischen Theologen

Kapitel III
Wir wenden uns nun an den Enden (Zwecke) der Messe: die ultimative Ende, war sein Ende nahe seinem Ende und dem immanent.
1. Ultimate Zweck.
Das ultimative Ziel der Messe ist das Opfer des Lobes angesichts der Dreifaltigkeit. Dieser Auftrag steht in Einklang mit dem Hauptzweck der Menschwerdung, ausdrücklich von Christus verkündet: "Kommen in die Welt, sagte er Sie nicht Lust zu opfern und das Angebot Aber du für mich bereit einen Körper.." (9)
In der Novus Ordo diesem Zweck ist verschwunden:
- Aus dem Offertorium, wo das Gebet "Receive, Heilige Dreifaltigkeit, diese Hingabe" (oder "Empfangt den Heiligen Vater") wurde entfernt.
- Der Abschluss der Messe, wo ein Gebet zu Ehren der Dreifaltigkeit, "Freundliche Worte Vos, O Heiligste Dreifaltigkeit, das Angebot meines Treue" wurde beseitigt.
- Aus dem Vorwort, wie das Vorwort der Heiligen Dreifaltigkeit, die früher an allen Sonn-und Pfingsten nach Epiphanias (dh über 30 Sonntage pro Jahr) verwendet wird, wird von nun an nur für das Fest der Heiligen Dreifaltigkeit verwendet werden.

2. Ordentliche Zweck.
Die ordentliche Zweck der Messe ist Sühnopfer - geben Zufriedenheit zu Gott für die Sünde. Dieser Auftrag war ebenfalls beeinträchtigt. Statt die Vergebung der Sünden der Lebenden und der Toten, betont der neue Ritus die Nahrung und die Heiligung der Anwesenden (10). Beim Letzten Abendmahl Christus hat das heilige Sakrament und damit stellte sich als Opfer es, um sich uns zu vereinen, wie ein Opfer. Aber dieser Akt der Opferung Opfer tritt vor dem Allerheiligsten Sakrament ist verbraucht und besitzt vorher voll erlösenden Wert auf die blutigen Opfer auf Golgatha. Der Beweis ist, dass Menschen, helfen nicht gebunden sind, die Kommunion zu empfangen sakramental (11).

3. Immanente Zweck.
Die immanente Zweck der Messe ist wesentlich, dass der Opfer. Es ist wichtig, dass die Opfer, unabhängig von ihrer Art, Gott zu gefallen und von ihm akzeptierte, weil der Erbsünde, aber nichts anderes als das Opfer Christi kann Anspruch auf akzeptable und Gott wohlgefällig in ihrem eigenen Recht. Aus diesem Grund war es angebracht, die eminent Offertorium von Anfang an die Opfer der Messe zum Opfer Christi verweisen.
Der Novus Ordo ändern die Art des Angebots Opfer verwandelte sie in eine Art Austausch der Gaben zwischen Mensch und Gott. Man bringt das Brot, und Gott wird das "Brot des Lebens", bringt der Mann den Wein und Gott verwandelt es in "geistige Getränke" Selig bist du, Herr unser Gott, Schöpfer, denn durch deine Güte uns das Brot (Wein), die Frucht der Erde (Wein) und der menschlichen Arbeit, wird er für uns das Brot des Lebens (geistige Getränk) (12) geworden.
Die Begriffe "Brot des Lebens" und "geistige Getränke" sind natürlich sehr vage und kann alles bedeuten. Wieder haben wir die gleichen grundlegenden Zweideutigkeit Begegnung: Nach der neuen Definition der Masse, ist Christus gegenwärtig unter seinen nur geistig, hier sind die Brot und Wein nur geistig - nicht signifikant - modifizierte (13). Vorbereitung der Geschenke In eine ähnliche Reihe von Fehlern begangen wurden. Die alte Offertorium enthielt zwei wunderschöne Gebete, "Humanae do Gott ..." und "tibi Offerimus ...":
- Das erste Gebet, vorgetragen bei der Vorbereitung der Kelch, beginnt wie folgt: "O Gott, wunderbar von Ihnen erstellte die Würde der menschlichen Natur und die ungeheuer zurückverwiesen." Sie erinnerte sich der Mann seine Unschuld vor dem Sündenfall von Adam und seine Rettung durch Blut Christi, und es fasste die gesamte Wirtschaft des Opfers von Adam bis zum heutigen Tag.
- Der zweite Gebet, das dem Angebot der Kelch begleitet, verkörpert die Idee der Sühne für die Sünde: Er fleht Gott um seine Barmherzigkeit als beantragt sie, das Angebot kann mit einem süßen Duft in der Gegenwart der göttlichen Majestät, dessen Milde angefleht aufsteigen. Wie das erste Gebet, es bewundernswert, betont die Wirtschaft der Opfer.
In der Novus Ordo Gebet waren beide eliminiert. also nicht mehr jede klare Unterscheidung zwischen der göttlichen und menschlichen Opfer, außerdem die Petitionen zu Gott, dass er das Opfer, das eucharistische Gebete wurden ebenfalls unterdrückt akzeptieren wiederholt.
Nach dem Herausnehmen der Schlussstein, hatte die Reformer um im Platz ein Substrat setzen. Nachdem unterdrückt die wahren Absichten der Messe hatten sie, um sie für seine eigenen Zwecke frei erfunden zu ersetzen. Dies zwang sie, Aktionen Betonung der Einheit zwischen dem Priester und Gläubigen, oder unter den Gläubigen einführen - und führte zu den lächerlichen Versuch, Angebote für die Armen und die Kirche zu dem Angebot der Gastgeber geopfert werden überlagern. Die grundlegende Besonderheit der Opfer geopfert werden somit vollständig ausgelöscht werden. Die Teilnahme an der Darbringung Christi das Opfer daraufhin zu verwandeln in einen Philanthropen "Meeting oder eine Wohltätigkeitsorganisation Bankett.