sábado, 19 de junho de 2010

Martin Mosebach es el principal escritor germánico contemporáneo, es católico, y católico tradicional. Y no sólo eso, sino que es más conocido en el mundo de habla inglesa por su libro Häresie der Formlosigkeit. Die römische Liturgie und ihr Feind (2002) traducido y editado como The Heresy of Formlessness en el otoño boreal del 2006 por Ignatius Press. Rápidamente el libro se convertió en una especie de amuleto literario de los tiempos de la Reforma de la Reforma y en un suceso editorial tradicionalista, comparable al de los viejos tiempos de Michael Davies y Romano Amerio o a los más recientes de Mons. Gamber y Uwe Lang.

El 7 de junio de este año la Academia Alemana de Lengua y Literatura anunció que el premio Georg Büchner de Literatura, el más importante en esa lengua, sería adjudicado este año a Martin Mosebach (n.1951), novelista y ensayista, por combinar esplendor estilístico con una narrativa original que demuestra una conciencia de la historia pletórica de humor. Anteriores escritores laureados con el premio son Heinrich Böll, Gunter Grass, Friedrich Dürrenmatt, Elias Canetti, entre otros grandes representantes de las letras alemanas del siglo XX.
Pero lo más sorprendente de todo es que el principal escritor germánico contemporáneo, es católico, y católico tradicional. Y no sólo eso, sino que es más conocido en el mundo de habla inglesa por su libro Häresie der Formlosigkeit. Die römische Liturgie und ihr Feind (2002) traducido y editado como The Heresy of Formlessness en el otoño boreal del 2006 por Ignatius Press. Rápidamente el libro se convertió en una especie de amuleto literario de los tiempos de la Reforma de la Reforma y en un suceso editorial tradicionalista, comparable al de los viejos tiempos de Michael Davies y Romano Amerio o a los más recientes de Mons. Gamber y Uwe Lang.




¿Cuál es la tesis del autor? Según la remilgada contratapa de la edición de Ignatius (que acorde al venerable monje dom Alcuin Reid, liturgista respetado por todos, omitió los pasajes más fuertes de la edición alemana) es que la Iglesia perdió mucho y no ganó nada con la promulgación del Novus Ordo. Dom Alcuin describe así el itinerario espiritual de Mosebach: Mosebach, un laico alemán de cierto renombre literario, sostiene que (...) la forma, la encarnación de la fe católica en la liturgia del rito romano ha sido tan malamente mutilada en las recientes generaciones que perjudica la misma celebración y trasmisión de la fe. De ahí el uso del estridente término "herejía". Por supuesto que no está sólo en esta convicción. Pero es su perspectiva la que guarda interés. Es un laico educado, un hombre de letras, que se alejó de la Iglesia cuando la Misa de Paulo VI la absorbió y que regresó, gradualmente, a través del redescubrimiento de la liturgia tradicional.

No es poca cosa, lo que dice don Martin, pues son las palabras del principal escritor católico contemporáneo. Quizá la única figura comparable a Mosebach en la escena intelectual mundial en estos momentos sea la del ya entrado en años René Girard, el último intelectual católico y el último mandarín francés (porque Bernard-Henri Lévy es un charlatán universalmente reconocido y Houellebecq como opinador es más errático que nuestro Bryce). René Girard fue el factótum del famoso manifiesto Un manifeste en faveur de la messe tridentine publicado en Le Figaro el sábado 16 de diciembre del 2006 y firmado por 50 intelectuales franceses. Y también, junto con Franco Zeffirelli, hechó una mano al manifiesto análogo de los intelectuales italianos, publicado el mismo día en el rotativo italiano Il Foglio. Este Zeitgeist memorable llevó a Rorate Coeli a proclamar con furor: Traditionalists of the world, unite!
fonte:http://sacristanserrano.blogspot.com/